El periodismo mundial rectifica ¿Y el nuestro?

Blanca Araujo

“Los comunicadores sociales nos creemos con derecho a criticar a todo el mundo en esa función nada mediadora de justicieros sociales en que el divismo ha convertido a muchos, en los medios de comunicación rara vez hay lugar para que los ciudadanos juzguen nuestro trabajo”.
Marta Colomina (1996)
El distanciamiento del sentido del periodismo de su verdadera esencia ha llegado a niveles tales de falta de credibilidad y apego a ciertos valores, que ya en algunas partes del mundo comienzan a tomarse medidas que lleven a la recuperación del equilibrio y la veracidad de la profesión. Así, en Rumania se acaba de aprobar una ley que exige a los medios publicar un 50% de noticias positivas y en Chile el Colegio de Periodistas pidió perdón por ocultar la verdad sobre la Operación Colombo, ocurrida en 1975 y en la cual los medios chilenos se prestaron para divulgar una mentira.
La razón que llevó a los rumanos a tomar tal decisión se fundamenta en que el nivel de informaciones plagadas de violencia y agresiones en los medios rumanos, conduce a crear estados depresivos en los receptores (Reuters). Algo parecido a lo que sucede aquí con un canal de noticias que produce intoxicación mediática, mal que los afectados proyectan a otros aspectos de la vida cotidiana y los lleva a tener una visión apocalíptica. Así cuando usted ve a una persona que se molesta e irrita por todo: el calor, las colas, los precios, la lluvia, la gente, el cambio de billetes, el color rojo, la otra estrella en la bandera, no hay duda que sufre de este mal y necesita dos caminos: o acudir a un psiquiatra o dejar de ver el canal y sus medios afines (ésta le sale más barata). Como prueba se recomienda dejar de verlos, leerlos u oírlos por una semana y verán como les cambia la vida.
El caso del periodismo chileno se remonta a los años de la dictadura de Pinochet cuando los medios chilenos reprodujeron las informaciones falsas dadas por medios extranjeros (uno argentino y uno brasileño) sobre la muerte de 119 militantes izquierdistas, todos menores de 30 años, de quienes se divulgó que se habían aniquilado entre sí por confrontaciones ideológicas durante su exilio en Argentina. La prensa chilena respaldo esta versión a sabiendas de que era falsa, mientras que posteriormente se supo que fueron exterminados por orden de la CIA como parte de la Operación Colombo. Ahora el Colegio de Periodistas de Chile ha sancionado a sus miembros con medidas como suspensión temporal de la colegiación, censura pública por el Tribunal de Ética y uno suspendido del ejercicio de la profesión (1). Como era de esperarse, ambas medidas han sido silenciadas por los medios venezolanos.
Medidas similares o quizás más drásticas deben ser tomadas aquí y en muchos lugares del mundo con el fin de rescatar la profesión del periodismo, amenazada de extinción por las razones que esgrimen varios autores, como el director de Le Monde Diplomatic, Ignacio Ramonet quien sustenta: “La información se ha convertido en una mercancía, ya no tiene importancia su apego a la verdad y a criterios éticos… La gran cantidad de informaciones que hoy se difunde, gracias a los avances tecnológicos, el periodista no tiene tiempo para analizar, comparar, ni filtrar porque pierde mucho tiempo y sus colegas le ganarían la partida” (2).
Por ahora, el pueblo ha decidido aplicar la censura a los medios disociadores, pero es urgente la aplicación de medidas más severas por parte de CONATEL o los organismos competentes. La nueva directiva en el CNP debería seguir el ejemplo de sus colegas chilenos y tomar acciones similares, es una deuda del Tribunal Disciplinario con el colectivo. De esta manera, el periodista William Echeverría honraría el compromiso que formuló cuando resultó elegido: “los periodistas deberíamos disculparnos ante el país.” Veremos si es capaz de enfrentar a su propio jefe a sabiendas de que hay tantos motivos en los cuales se incurrieron en faltas gravísimas, entre las que se recuerdan con vergüenza los llamados a “cazar” chavistas (12 abril 2002), la insistencia en desestabilizar el país, las insinuaciones al magnicidio, las mentiras sobre la Reforma Constitucional. Es el reto que tiene la nueva directiva de encauzar la profesión hacia sus verdaderos principios para recuperar la imagen que tenían los comunicadores sociales en otros tiempos, cuando fueron aliados de las mayorías en la conquista y respeto de sus derechos sociales.
Notas
1. Luis German Bracamonte. La petición de perdón del Colegio de Periodistas de
Chile por Operación Colombo y similitudes venezolanas. www. aporrea.org.
29.6.2008
2. Ignacio Ramonet. Los periodistas están en vías de extinción. (Agosto 2002)
www.saladeprensa.org/art382.htm
baraujoxxi@yahoo.com

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